Hola, Soy
María Viegas. Vivo en el bosque andino patagónico argentino,
y les quiero
compartir todo lo que fui aprendiendo y sigo aprendiendo, junto a los árboles
que me rodean, y hacerles una propuesta.
Les cuento
que desde chica, me encantaba trepar a
los árboles.
. Eran mi refugio donde me escondía a leer historias de hadas y
duendes. Además, me encantaba curiosear qué hacían las oruguitas, los bichitos,
las hormigas, que merodeaban por mis ramas. Podía escuchar los pájaros más de
cerca o dejarme acurrucar por
las brisas de verano…
En mis
primeros años de escuela, asistí a una de una comunidad irlandesa, y la música
celta me atrapó para siempre!
Conocí –o recordé…- las danzas, las flautas, las
ceremonias secretas con los druidas en bosques sagrados. En esa época, no se
hablaba de regresiones a vidas pasadas, pero quizás mi inconsciente, algo ya
sabía…
Luego me
ganó la vida adulta en la gran ciudad de Buenos Aires, y por muchos años,
olvidé la palabra “Naturaleza”. Estaba tan ocupada construyendo mi familia, mi
trabajo, mis importantes actividades, que el gris del cemento fue
invisibilizando el verdor de mis amados árboles de infancia.
Aunque su
llamado, nunca fue silenciado.
Muchos años después, pude instalarme en mi idílico
bosque
a escribir novelas de fantasía, cuentos para niños, algo de humor, de
viajes, de aventuras… siempre con mi cámara, dispuesta a captar la Vida!
En 2014,
realicé una travesía por Sudamérica, y atravesé el Amazonas.
Por primera vez,
en carne viva, experimenté el real significado de la palabra “Deforestación”.
Con horror presencié kilómetros y kilómetros de carreteras con caravanas de
camiones,
uno tras otro, cargados con troncos de todos los tamaños, rumbo a los
puertos brasileros y de las Guayanas. A la vera del cauce de los ríos,
hectáreas y hectáreas de pantanos estériles,
vacíos de la vegetación, como si una gigantesca máquina de cortar
pasto, los hubiera arrollado unas horas antes de mi paso por ahí.
Esa visión,
durante días sin pausas, partió mi Alma.
Al llegar de
vuelta a mi bosque, creyéndolo ilusoriamente un paraíso!
Me dí cuenta, que
en otra escala, pero estaba sucediendo lo mismo. Con el rugir de las
motosierras, y los aserraderos portátiles
Lo
mismo que en tantísimos bosques de todo el planeta.
El descontrol
e incumplimiento de las Leyes de Protección a los Bosques, de la mano del poder
y la avaricia, junto a la ignorancia, la insensibilidad
y el despropósito, se enfrentan al dolor y
la impotencia de quienes estamos abriendo los ojos y el corazón a otras
realidades.
Con el
tiempo aprendí que afrontar no es enfrentar. Descubrí que no tengo ganas ni
fuerzas para “luchar” por ninguna causa. Aunque quedarme callada y quieta, no me
serviría tampoco de nada.
Sentí que lo
único que puedo hacer es “Sembrar Conciencia”,
desde la Belleza, desde la
Paz, desde el Amor que me genera la Naturaleza. Desde la certeza que tengo, que
Ella Sabe!: Es tan Superior a nosotros, los pequeñitos humanos que nos creemos
tan importantes, que sólo somos una partecita ínfima en esta bendita Magia del
Cosmos.
Que los árboles ya existían con anterioridad a cualquier forma
animal, incluída obviamente la nuestra y nuestros egoícos cerebritos.
Que cuando aprendemos de todas sus funciones autosustentables –palabrita tan de moda en esto tiempos- , de su generosidad, sus dones
gratuitos, su nobleza, su humildad, paciencia y cuanta virtud hace a sus
presencias, ¡tanto nos falta aprender de ellos! Cuando entendés esto, no podes
menos que reverenciarlos, y por ende, Amarlos! Respetarlos como los SERES VIVOS
que son!
Entonces, llegará
un día, que más allá de plantarlos o
salvarlos,
como muchos ambientalistas pregonan y practican, y por suerte,
cada día somos más! creo que hay un paso previo de CONCIENCIA: reconocerlos
como seres de la Naturaleza, con los mismos derechos a la Vida, que tenemos
todos los que nos consideramos seres pensantes, los mismos que tienen los
animales,
las amebas o las estrellas! Todos!
Conocerlos y
amarlos simplemente “per sé”, más allá de cualquier usufructo, más allá de
que sean la Piel del Planeta, o del oxígeno que nos producen, la Tierra que nos
sostienen, o los frutos que nos dan.
Les propongo,
simplemente y aunque ahora suene muy naif,
tener una mirada amorosa y
conviviente. Descubrirlos desde la humildad, la compasión, la aceptación de su ancestral
sabiduría.
Quizás suene
descabellado, como alguna vez lo fue creer que la tierra era plana, que el Sol
giraba a nuestro alrededor, la esclavitud de ciertas razas, comer animales, fumar
en interiores, o desconocer los derechos de las mujeres.
Decimos que
somos una especie en evolución, y los
árboles, también están haciéndonos su llamado urgente
a la igualdad de oportunidades.
Los convido
a seguir pensando en esta nueva mirada, para que algún próximo día, TODOS
podamos convivir en este Universo, sin distinciones de géneros, colores, razas,
idiomas, credos, religiones, nacionalidades, monedas, especies, o sentimientos.
Demostrémonos
la Inteligencia que como humanos se supone que tenemos, aprendiendo de la
Inteligencia Superior de la Naturaleza VIVA, y veamos entonces, que buen
Planeta podemos cocrear juntos!
Gracias por
escucharme, y si querés, podés acompañarme en mi blog, compartirme tus sugerencias,
sumar conceptos, trasmitir esta mirada, o inspirar a otros, proponer acciones.
Lo que en tu corazón resuene…
Esta es una invitación a ACTUAR desde el Amor, la Paz,
la Belleza y la Verdad, pilares permanentes de
la Sabiduría Universal, de pie, como ellos, mis amigos árboles!
Me
acompañás?
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