Vamos a plantar árboles!!!

Vamos a plantar Amor a los Árboles, sembrando respeto a sus Vidas, y aprendiendo de sus Sabidurías.

sábado, 11 de abril de 2020

¿Y vos, qué comés?




Muchas veces me preguntan: -“¿Y vos qué comés, entonces?”- o me cargan en torno sarcástico con: -“¡UY! Estás matando un tomate!” (o una lechuga, o lo que sea que estoy sacando de la huerta).


Y yo me quedo pensando en qué quizás tengan razón… pero en vez de admitirlo, me pongo loca tratando de explicitar mis razones, defendiendo mi postura, dejándolos en una posición de cuasi ignorantes, o poco elevados… Eso no me hace bien, ni me hace superior, ni más dotada, sí más engreída, más prepotente, más dictatorial, aunque también más segura de mi misma, y eso me complace. Aunque no tiente a nadie, aunque no modifique a nada ni a nadie.

Son como esas discusiones metafísicas entre un ateo y un creyente, tratando de convencerlo.

Como un discurso milico, dando por hecho dónde estaba el bien y dónde la maldad. Como un vegano dando cátedra, o un cura una homilía. ¡Detestable!

¿Por qué tengo yo que ir por ahí enseñando (¡?) lo que a mí me parece lógico y virtuoso, normal y necesario, real e imprescindible?, por supuesto de acuerdo a mi óptica y creencias, y volteando por tierra, lo que no condice con ellas. Sin valorar ni un pedacito de otras razones, echándolas todas al cubo de la basura (o al compost con lombrices y todo!), sin escuchar, sin medir, sin dar lugar a la opinión del otro, encasillándolo en una posición, algo descortés, y hasta ridiculizándolo, a veces!



¡¿Cuánto más tengo que aprender de mi intolerancia?!, de mi falta de paciencia, de la comprensión, del tacto, del modo de mostrar mis verdades… ¡Qué lejos estoy de la docencia! Y con esto que soy, pretendo “¿sembrar conciencias?”…


Cuánto me avergüenzo cuando soy capaz de mirar un poquito para adentro… Cuando soy capaz de callarme, aunque aún no logré acallar mis dedos, (necesito decirlo por algún lado…). Cuando me doy cuenta que estoy metiendo la pata, que me estoy convirtiendo en una “facha” doctrinaria, en una fundamentalista rabiosa. ¡Qué lejos estoy del camino del Amor que digo que quiero transitar!...

Entonces ¿cómo se hace? ¿Cómo abrirle los ojos del alma a la gente para que deje de matar seres vivos? ¿Cómo se le invita a conocer otra realidad, acorde a la evolución que el planeta pareciera necesitar? Respetar la Vida! significa también respetar las opiniones ajenas, seguramente…

Y entonces, cuando esas opiniones u acciones, son contrarias a lo que yo elijo, o hago, ¿por qué me cuesta tanto aceptarlas y chau!, en vez de tratar de lavarles la cabeza? Por más suavizante y acondicionador, con que intente disfrazar la discusión.

“Predicad con el ejemplo”, decían algunos maestros. “Haced lo que yo hago, y no lo que digo”, pregonaban otros.

Pero esos métodos son muy lentos para esta era cibernética, virtual, global, (anormal pega?), de manadas de influencers con miles de seguidores -likes mediante-, políticos, conductores de televisión, maestros recién ascendidos y/o personajes varios. Tan lentos para mis impacientes avasallamientos de verdades sólo comprobadas en mi alma. Tan dolorosos para mi corazón estrujado, sin prisa y sin pausa, con cada volteo de un árbol cercano.

¿Cómo hago para convencer que dejen de cazar ciervos (jabalíes, elefantes, focas, o lo que sea) sólo para colgar los cuernos en las paredes a modo de tributo de héroe? O deleitarse con carne exótica ajena? ¿Qué dejen de pescar!? Parecen ridículos en la foto, con ese pobre “pescadito” indefenso (aunque pese 20 kilos) colgado de una soguita. ¿Cómo hago para explicarles el dolor de los caballos cuando los espuelean, o les dan con la fusta para correr más rápido, por diversión o por dinero del que va arriba, o aguarda en los studs? , sin hablar del daño en la boca? Te imaginás a vos con un alambre entre tu lengua y el paladar, que además te lo tironean para un lado y para el otro, cuando no para atrás? Ya te quisiera ver a vos a las puteadas… ¿Te imaginás en la fila del camión que va directo al matadero? dejando ahí para la próxima recolección, a tus pobres y tiernos terneritos? Ni hablar de caer en una trampa para conejos, donde luego te sazonen con especies y te luzcan muerto en una bandeja de plata, o en una lata de conservas en el supermercado?… O con suerte! Luzcas en los cuellos de los tapados de las señoras ricas… Aunque parece que, por suerte, ya desde hace un tiempo, algunas, empezaron a entender que eso no era digno, o era muy caro. Aún no me queda claro como la industria de lo sintético ganó terreno, pero bienvenida esa conciencia.

Como verán, me he vuelto una vieja cuestionadora de todo lo que tenga que ver con “la vida”. Y me enoja (aunque creo disimularlo de a ratos), que haya gente aún, que pareciera civilizada (usan celulares, zapatos con suela, se lavan los dientes, y viajan en aviones) pero no son capaces de diferenciar un árbol de una olla.

En este mundo utilitario, pareciera que todo tiene que servir para algo, y si es comercial, o sea, si sirve para ganar plata, ¡mejor! Entonces, ¡los árboles caen en la volteada! Y las hormigas también, ya se venden en algunos países, en sus varios sabores: con chocolate, con dulce de frambuesas acarameladas, etc. (Éste no es el tema, perdón)

Me gustan tanto los árboles, que me voy por las ramas…

Volviendo al hecho de respetar la Vida, donde hay tanto para decir, sin pelearme con nadie, ¿Qué más puedo hacer para que este sencillo y vital concepto, incluso bíblico!, sea tomado en cuenta?

“No Matarás”- dice el cuarto o quinto, no sé y no importa el orden, de los mandamientos cristianos. Y tengo entendido que esas tablas, son parecidas en todas las religiones. Y la Vida es común a todas, sin distinción de credos, religiones, políticas, naciones, razas, colores, o lo que fuera. La VIDA ES!.SER Y ESTAR!, no “tener”, o usame para…

En ese “NO Matarás” no se nos aclara si se refiere al hermano, al vecino, a la ex esposa, a la suegra, a la cucaracha, al hipopótamo, a las estrellas (por ahora se salvan porque están lejos, ya les pondrán precio…), las ilusiones, o una flor, una uva, o una gigante sequoia!

“No matarás”, no nos explica si es en defensa propia, si es para alimentarnos con el sudor del muerto/a, si porque es enemigo, si es porque me ganó o engaño, o me dará de ganar…

“No matarás” no dice nada con respecto a la forma, si con cuchillito, funguicidas, desprecios, indiferencia, motosierras, arco y flecha, escopetas, cañones, virus, pisotones, desinformación o silencios de desamor.

“No matarás” nos hace libres de buscar caminos para todos, vivitos y coleando, sin joder a nadie!

Nos impulsa a la inteligencia de buscar alternativas, de corrernos de situaciones, de pensar antes de actuar, de cambiar hábitos ¡de volvernos más humanos!. Se supone que esos preceptos, ya en aquellas épocas, eran para las personas, no se les leían a los animales. Aunque algunas, a veces,  sigamos pareciéndonos tanto a los segundos. Y aunque los que predicaban el dogma, tampoco lo cumplieron demasiado, ya que la historia, es una sucesión de guerras, como todas, sin sentido…

Volviendo por otro esqueje: ¿Cómo puede ser que tanta humanidad aún permanezca ciega a la Vida que “viven” los árboles? y sin más, deciden correrlos de su ruta, o los buscan, y hasta los replantan! Para convertirlos en utilitarios, como una pick up, o una heladera, o una media!

¡Eso de la reforestación es una masacre camuflada! Es como sembrar soldaditos (o robotitos), todos iguales, a la misma distancia, sin libertad de movimiento ni acción, hasta que alguien, llámese dueño ingeniero forestal “dueño” de las decisiones, pase revista y a continuación, los decapite uno por uno. Palo y a la bolsa!  Plata a sus bolsillos! Y cero cuestionamiento de quién le dio “la Vida” a su “inversión”. O sea, materia prima gratis!, ni los nutrientes de la tierra, agradeció. Mucho menos cuestionarse, qué pasaba en lo subterráneo, cuánta otra vida invisible, masacró, o dio orden de masacrar, que sería lo mismo (generalmente los asesinos de guante blanco no se ensucian las manos).

¿Tan superiores nos creemos, con derecho a la vida o a la muerte de cualquier otro diferente de nosotros? A aquellos que no entendemos para qué están? O no nos son útiles, aparentemente, o lo son más que generosamente! O porque tengo la fuerza (sacarme de encima un mosquito que me pica), o el poder (aerosol, hacha, caterpiller, etc. ), o la palabra…

¿Hasta cuándo? ¿Cuándo entenderemos que la Naturaleza tiene su propio equilibrio?, y lo bien que lo ha venido haciendo por millones de años, sin necesitarnos a nosotros para nada… Sus montañas se mueven por los vientos o por las placas que aún no controlamos, aunque ahora formemos nuevas, fuera de los mapas, pilas de basura contaminante! Pero dejemos ese otro nudo aberrante, para otro capítulo.

Retomando hacia el tronco de la cuestión: Por mi parte, hace rato que me conectarme con la Vida de los Árboles, y hace rato que siento que es una verdad tan clara y tan cierta, que además de dolerme por quienes no la pueden ver, me siento en la obligación de develarla a aquéllos que sí estén preparados para apreciarla. Es como una vocecita interior que me empuja a: -“Dale! ¡Decíselos!”. Antes hubiera dicho, que era la voz de la conciencia, ahora estoy convencida, que son los árboles del bosque donde habito, que me piden este humilde favor: -“¡Haz que nos vean como los seres Vivos que somos!. Con nuestras inteligencias, nuestras funciones, nuestras capacidades, nuestras virtudes. ¡Somos generosos hasta la médula! Capaces de dar indefinidamente… aún bajo tierra, y damos vida al bosque, después de la muerte. Pero esa orden debe venir de nuestra madre Naturaleza, no de los hombres (ni mujeres). Somos iguales en nuestro origen, seres creados por la Energía Superior, para darnos amor mutuamente, unos a otros, cuidarnos, protegernos, y disfrutarnos!”. Un mensaje tan simple, y ¿tan difícil de entender?.

-“Pero entonces, cuando cortás un tomate, ¡lo estás matando!”- me culpan mis hijos.  Y a “ese” tomate, ciertamente, si!.  Aunque excuso mi razonamiento, con qué el tomate es el fruto, no estoy matando a la planta, ni a su raíz. –“¡AH!!! Pero la lechuga la arrancás de abajo! ¿y la papa?, la zanahoria acaso?”- tratan de seguir haciéndome sentir culpable.


Les explico que algunas hortalizas, como las de hoja verde, se pueden cortar dejando los tronquitos desnudos, para que sigan reproduciéndose, lamentablemente otras no. Aunque como todas son de ciclos, ellas mismas producen sus propias semillas o tubérculos, para volver a asomar en la siguiente temporada estival, y continuar su ciclo vital. No es lo mismo con un árbol que se tomó mínimo diez años para asumir ese nombre, o vive quinientos, para que alguien lo tale de cuajo, y ya no rebrote como tal. A lo sumo en los retoños que deja a su alrededor, pero ésos, no son aquél. Como mis hijos no son yo, ni yo, mi abuela!

Sé que hay gente muchísimo más evolucionada, que se alimenta de la energía del Sol. Que hace años, no prueban bocado, y algunos ni agua!, y viven! Y producen! Y son cuasi santos, o así parecen, sentaditos de piernas cruzadas meditando…  Aún no llegué a ese estado (ni me parece tan divertido, por el momento). Por ahora, prefiero mis granos, hechos harina, semillas, frutas y verduras, me lo pienso un poco con los huevos… porque mi lema es “nada con ojos”, asumiendo que la Vida te mira a los tuyos, a tu Alma! Donde están TUS respuestas.

Yo aún no las tengo todas, y menos claras, de hecho, ya me vuelvo loca cada vez que necesito cortar el pasto, o sacar yuyos indeseables (para quién?). Aunque sí tengo todo esto para decirte. Ahora está en vos pensarlo, discutirlo, asumirlo, darle la espalda, intercambiarlo, matizarlo, borrarlo, o cantarlo a los cuatro vientos.

¡Somos Libres! Y estamos aprendiendo… y eso, ya es para Agradecer!

Por de pronto, sé que debo retomar mis lecciones de humildad, comprensión, paciencia, diplomacia, y pedir entendimiento y sabiduría para discernir, para entender, para guiar, para dar… como ellos, los nobles Árboles, grandes maestros de estos tiempos!

Dicen, que todo y todos evolucionamos… espero que para bien! Nadie tiene la Verdad Absoluta, pero yo sí sé, que tengo las mejores intenciones. ¡Que te aprovechen!... Salut! Y larga Vida… para Todos!





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