En sus marcas…. Listos… YA!!!
Moulinette y Loretta al frente de Le Premiere Fleur de
Cotton, dirigidas por María, y Baguette en la popa, encabezaron la caravana
rumbo suroeste, seguidas por Scarlett con Pomplemousse en Pourquoi Pas dirigido
por Bernard y Gaucho de copiloto con Valentine y Smarty en la retaguardia.
Así la formación original, dejó el campamento de Helena,
para salir a la ruta 300, por primera vez solos! Bah… una forma de decir, porque la verdad es
que somos una multitud!
Anduvimos 3 horas y logramos las primeras 15 millas!!!! (30
kms.) con la amenaza del pronóstico de gran tormenta de viento y lluvia por la
noche, por lo que nos urgía encontrar un lugar a buen resguardo.
Esa noche, aparcamos contra una barrera de árboles divisoria
de campos, que nos frenó bastante el fuerte vendaval.
Asimismo decidimos
inaugurar el salón dormitorio en el cheq-wagon, sobre los fardos de heno, ya
que era posible que la carpa volara con la prometida y real tormenta nocturna.
Chiquito aunque acogedor, cumplió su misión con el pacífico
perfume forrajero que nos brindó dulces sueños….
A la mañana siguiente, desayuno general y volver a armar los
arneses –Bernard está sacando más músculos que Popeye!- y de nuevo a la ruta,
en un precioso día de sol, a campo traviesa….
En el entusiasmo, confundimos un desvío y nos equivocamos de
ruta, con lo que tuvimos que desandar 6 millas…buah…. Y bueno, estábamos tan concentrados en las
riendas, que no daba para andar revisando el mapa.
Entramos a un maravilloso túnel de bosque en un camino de
grava, cuando Pamplemousse comenzó a cojear en una de sus patas traseras…
Enseguida llegamos a un puente metálico guardaganado, y las
mulas de Bernard se negaron a cruzarlo!
Cambio de planes: nuevamente marcha atrás…!
Ya Pomplemousse cojeaba demasiado y la caída del sol era
inminente.
Nos detuvimos en un terreno cementerio de camiones y
remolques donde había un corral con hermosos caballos de la raza Tenesse, esos
bien delgados y esbeltos que parecen los de las Barbies de juguete.
El dueño del lugar, Tad, nos brindó toda su hospitalidad al
permitirnos armar nuestro corral electrificado,
darnos abundante agua e incluso
facilitarnos forraje. Y hasta nos invitó a ducharnos a su casa! Cosa que
agradecimos pero por ahora disfrutamos del propio helado baño lateral a la
cocina de Le Premier, ja!
Día siguiente, día de reflección, dolor, bronca y cuasi
aborto del proyecto!
Si en un día de marcha, para sumar 8 millas (16 kms. siempre
multipliquen x 2 y listo!) 3 horas para alistarnos a salir, y otras 2 para
desensillar y armar nuevo campamento… y encima otra vez una mula averiada que
no sabemos cuántos días tardará en reponerse…
Gran GRAN Decepción !!!
Encima el frío con pronóstico de lluvias para la semana
entrante…
María con sus brazos flojos (o duros, ya ni sabe) de una
tendinitis que no se pasa, o resabios del dengue o chiquinkuya o como se llame,
y que reaparece una y otra vez con estados febriles y de debilidad…
Bernard absolutamente agotado y con la espalda quebrada de manejar
7 mulas y 100 kg. cada arnés! Más los bidones de agua, el generador eléctrico,
y cuanto bulto haya que maniobrar…
Evaluamos seriamente las condiciones, el tiempo y el dinero
invertido, los humores y personalidades de ambos integrantes humanos, la tentación
de pedir ayuda y volver a la base Covington…. Largar todo y empezar a ser
sensatos…. Aceptar la derrota y dedicarse a algo más sencillo…
En eso estábamos cuando se detuvo delante de nuestro triste
campamento, un enorme camión de troncos,
parecido al que le inspiró la idea de
este Proyecto contra de Deforestación a Bernard en Suriname.
Era como un gran
mensaje recordatorio de porqué estábamos en esto…
De inmediato, ambos entendimos que, contra
viento y marea, es necesario proseguir. Sentimos que tenemos algo importante
que comunicar…
Y así es como los vecinos se acercan voluntariamente a
curiosear por las mulas y los wagons, entonces Bernard aprovecha para contar lo
que está sucediendo en nuestras selvas amazónicas y en varios puntos del
planeta!
Gota a gota de concientización,
quizás algún día cambien las cosas, por ahora, esto es lo que nosotros podemos
hacer. Como reza nuestra frase de cabecera en nuestra web. :
“Lo poco que puedas hacer, por poco que
sea, hay que hacerlo” Theodore Monod.
Ergo, a dejar las quejas y las lágrimas, y a seguir poniendo el pecho!
Nada de marcha atrás! Prioridad: conseguir un herrero y
revisar la pata de Pamplemousse.
Entonces, a la mañana siguiente, montada en mi bicicleta
azul…. Qué? Además llevan una bicicleta???
Sí! Bernard, precavido, insistió en acarrear una para eventuales compras
y/o averiguaciones en las cercanías de centros poblados donde obviamente ya no
hay palenques para aparcar las mulas… Yo me negaba categóricamente a un bulto
más, pero debo reconocer que hoy hizo falta!
Salí a la ruta pidiendo un Milagro a los ángeles, porque eso
de pedalear sin dirección establecida buscando un “ferrier” no es tarea
sencilla. Seguí los alambrados de campos esperando divisar caballos o más bien
caballerizas, para acercarme a preguntar.
No estaba dispuesta a volver sin una respuesta así que me
acerqué a hacer mi ridícula pregunta. Para ellos tampoco fue fácil entender que
hacía una mujer de sombrero rojo en bicicleta (allí nadie anda en menos de una
4 x 4, o más bien son 8 x 8!!!) cruzando campos a las 7 de la mañana
preguntando por un herrero de mulas… imagínense!
Lo cierto es que me indicaron un camino de grava de 3 millas
a la derecha donde “creían” que había un criador…. (¡?)
No era momento de andar dudando, así que seguí las
instrucciones y me interné por el caminito.
Tras un buen rato arrivé a grandioso “rancho”! pero…. Estaba
cerrado! Y unos temerarios carteles prohibiendo la entrada me inhibieron de
avanzar saltando la tranquera y eludiendo los candados.
A la lejanía veía las mulas pastando cerca de una monumental
casa y unas camionetas estacionadas, pero ningún ser humano a la vista. Esperé
un rato, sacudí mi sombrero en alza (la bici no cuenta con bocina y ésta
sonaría ridícula en la inmensidad del campo). Recé un poquito más… y nada!
Regresaba con la cabeza gacha y las piernas ardiendo, cuando
crucé un señor de un campo vecino que cortaba su césped y le pregunté por el
criador. Me dijo que no tenía su teléfono, que era posible que haya ido a la
ciudad y que si lo veía de vuelta le avisaría mi mensaje de conseguir un
herrero. Le dejé la dirección de nuestro campamento a unos 10 kms….
Me indicó una ruta alternativa y seguí mi pedaleada. Al
ratito se me acerca una camioneta con el mismo señor que compasivo, se ofrecía
a acercarme. Ni lo dudé, montamos la bici en la caja trasera y en 10 minutos
estuvimos en los wagons!. Aunque sin cumplir el objetivo.
Bernard trataba de buscar la causa de la cojera, cuando
estacionó cerca del corral un auto con dos señoras y una niñita preciosa. Era
la esposa y la hermana con la nieta que venían a conocer las mulas, ya que la
niña era una apasionada de los animales y estaba de visita casual en lo de su
abuela.
Charla va, charla viene se ofrecieron a llevarme a un Wall
Mart a 20 kms. a comprar algunos alimentos que nos faltaban.
A la vuelta
paramos en un negocio de miel natural, y al preguntarle a la dueña por un
herrero, sacó una tarjetita de la caja y me la entregó con una sonrisa
angelical.
Apenas llegamos con las bolsas, Bernard lo llamó y resultó
que vivía bastante cerca, por lo que al rato estaba con nosotros.
Hasta aquí la cadena de ángeles disfrazados de personas, que
sin saber exactamente cuánto nos estaban ayudando.
Pero resultó que Bernard olvidó reconectar el cerco
eléctrico cuando se fue por un rato a probar la bici…
Yo me disponía a escribir tranquila cuando escucho una
avalancha al galope!!! Alcé la vista y las 7 traviesas se alejaban en busca de
libertad y mejores pastos…. (Obviamente no llegué a documentar el hecho graficamente, sepan disculpar las molestias ocasionadas)
Desesperada las empecé a correr… Ilusa de mí!!!... Imposible alcanzarlas…
Imaginé el infarto que le daría a Bernard al regresar y no
hallarlas ni a ellas ni a mí! ya que yo ya estaba muerta de taquicardia…
Empecé a gritar por “HELP!!!” a medida que los jardines de
los vecinos eran pisoteados y ellos salían entre alarmados, divertidos,
extrañados o furiosos..!
La mayoría se unía al cerco que tratábamos infructuosamente
de armar, pero ellas, más vivas y poderosas que nosotros, nos sacaban ventaja a
cada paso.
Yo entré en pánico en que rajaran a la ruta y ocasionaran
accidentes a los autos e incluso peligraran sus vidas…
En eso llegaron unos chicos en bicicleta que sumaron sus
esfuerzos y uno de ellos logró agarrar a Scarlett por el bozal y reconducirla
al corral. Allí estaba el herrero que había llegado en medio de la hecatombe, y
se disponía a rearmar las sogas para contenerlas a medida que el resto de los
chicos las iban “cazando”. Tras largos y esforzados manipuleos, logramos
entrarlas a todas.
Justo en eso llegó Bernard y no tomaba dimensión de lo
sucedido, cuando una de ellas, arremetió de nuevo la salida y otra vez! todas
al galope afuera…
Yo ya no tenía fuerzas para correr ni para nada….
Al rato, “los hombres” lograron contener la situación,
reconectar la barrera eléctrica, atraerlas con buen forraje y encerrarlas
definitivamente.
Así las cosas, ya anocheciendo, el herrero quitó la piedra
del piecito de Pomplemousse e hizo la curación pertinente, aunque 24 hs… de
observación y no salida hasta nuevo aviso.
Por ser sólo un día, bastante!!! Agotados nos vamos a
dormir….
Gracias a todos los ángeles
intervinientes de todos los colores!
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