Aprovechá al máximo los descansos
ROBLE
La falta de
sueño es igual de perjudicial para los árboles que para las personas.
Después de
pasar un verano de locos haciendo la fotosíntesis, en invierno toca descansar.
Puede que
parezca que a los árboles les resulta muy sencillo dejar caer sus hojas, pero
en realidad se trata de un proceso bastante activo.
Los árboles
como el roble, por ejemplo, cuys hojas se vuelven marrones en otoño, reabsorben
los nutrientes de las hojas en sus
troncos y luego crean una barrera de células entre las ramitas y las hojas
antes de dejarlas caer.
Es un
proceso agotador.
Así que
cuando terminan dejan descansar sus ramas y están más que contentos de quedarse
al margen de la acción durante las largas y oscuras noches de invierno, sin
hacer prácticamente nada.
De “Sé cómo un árbol” de Liz Marvin e
ilustrado por Annie Davidson.
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