Ten siempre un plan B
Nunca sabes
cuándo puede haber una manada de cabras hambrientas o una plaga de polillas a
la vuelta de la esquina, ¿ verdad?
Es por eso
que siempre es bueno tener un plan de contingencia.
Hasta un
árbol como el endrino, al que habrás notado que le van mucho las espinas si
alguna vez te han arañado mientras recolectabas endrinas para hacer pacharín,
tiene una segunda línea de defensa para cuando clavar un gran pincho en la piel
de alguien no sea suficiente.
Cuando le
rompen una rama libera jasmonato, una “hormona de la herida” experta en
regulación que moviliza todos los demás sistemas de reparación y de defensa
química que el árbol tenga a su disposición.
De “Sé cómo un árbol” Liz Marvin e ilustraciones de Annie Davidson
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