Una recuperación de los usos tradicionales de nuestras plantas
Un inventario bellamente ilustrado y lleno de curiosidades que cautivará
a todo tipo de lector.
¿Por qué hemos olvidado la riqueza que esconden determinados frutos, hojas, cortezas o flores? Por plantas olvidadas entendemos especies «poco aptas al ecosistema supermercado» y al entorno urbano en el que vivimos. Ante el nulo o vago recuerdo de nuestra flora, este libro nos sorprende con plantas comestibles, medicinales, decorativas, melíferas… que pueden ser verdaderamente relevantes para nosotros en pleno siglo XXI.
A través de los orígenes, parentescos, curiosidades, usos materiales y simbólicos de 100 especies en concreto, la autora construye un rico catálogo en el que conviven desde la caléndula, la ortiga, la malva y el ajenjo, hasta el serbal, el nispolero o el guillomo, pasando por el caqui, el malvavisco, el tomillo…, plantas que pertenecen a diversos paisajes y costumbres, pero que conforman nuestra historia aunque hoy solo seamos capaces de reconocer a unas más que a otras.
En esta guía estructurada alrededor de huertos, campos, bosques, aguas y montañas, la ilustración que acompaña a cada una de las especies permite a su vez una mejor identificación y recuerdo de esas «plantas olvidadas».
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