Vamos a plantar árboles!!!

Vamos a plantar Amor a los Árboles, sembrando respeto a sus Vidas, y aprendiendo de sus Sabidurías.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Arrancamos!!!

En sus marcas…. Listos… YA!!!



Moulinette y Loretta al frente de Le Premiere Fleur de Cotton, dirigidas por María, y Baguette en la popa, encabezaron la caravana rumbo suroeste, seguidas por Scarlett con Pomplemousse en Pourquoi Pas dirigido por Bernard y Gaucho de copiloto con Valentine y Smarty en la retaguardia.


Así la formación original, dejó el campamento de Helena, para salir a la ruta 300, por primera vez solos!  Bah… una forma de decir, porque la verdad es que somos una multitud!



Anduvimos 3 horas y logramos las primeras 15 millas!!!! (30 kms.) con la amenaza del pronóstico de gran tormenta de viento y lluvia por la noche, por lo que nos urgía encontrar un lugar a buen resguardo.

Esa noche, aparcamos contra una barrera de árboles divisoria de campos, que nos frenó bastante el fuerte vendaval. 

Asimismo decidimos inaugurar el salón dormitorio en el cheq-wagon, sobre los fardos de heno, ya que era posible que la carpa volara con la prometida y real tormenta nocturna.
Chiquito aunque acogedor, cumplió su misión con el pacífico perfume forrajero que nos brindó dulces sueños….







A la mañana siguiente, desayuno general y volver a armar los arneses –Bernard está sacando más músculos que Popeye!- y de nuevo a la ruta, en un precioso día de sol, a campo traviesa….








En el entusiasmo, confundimos un desvío y nos equivocamos de ruta, con lo que tuvimos que desandar 6 millas…buah….   Y bueno, estábamos tan concentrados en las riendas, que no daba para andar revisando el mapa.

Entramos a un maravilloso túnel de bosque en un camino de grava, cuando Pamplemousse comenzó a cojear en una de sus patas traseras…


Enseguida llegamos a un puente metálico guardaganado, y las mulas de Bernard se negaron a cruzarlo!

Cambio de planes: nuevamente marcha atrás…!

Ya Pomplemousse cojeaba demasiado y la caída del sol era inminente.

Nos detuvimos en un terreno cementerio de camiones y remolques donde había un corral con hermosos caballos de la raza Tenesse, esos bien delgados y esbeltos que parecen los de las Barbies de juguete.




El dueño del lugar, Tad, nos brindó toda su hospitalidad al permitirnos armar nuestro corral electrificado, 

darnos abundante agua e incluso facilitarnos forraje. Y hasta nos invitó a ducharnos a su casa! Cosa que agradecimos pero por ahora disfrutamos del propio helado baño lateral a la cocina de Le Premier, ja!

Día siguiente, día de reflección, dolor, bronca y cuasi aborto del proyecto!

Si en un día de marcha, para sumar 8 millas (16 kms. siempre multipliquen x 2 y listo!) 3 horas para alistarnos a salir, y otras 2 para desensillar y armar nuevo campamento… y encima otra vez una mula averiada que no sabemos cuántos días tardará en reponerse…   Gran GRAN Decepción !!!

Encima el frío con pronóstico de lluvias para la semana entrante…

María con sus brazos flojos (o duros, ya ni sabe) de una tendinitis que no se pasa, o resabios del dengue o chiquinkuya o como se llame, y que reaparece una y otra vez con estados febriles y de debilidad…

Bernard absolutamente agotado y con la espalda quebrada de manejar 7 mulas y 100 kg. cada arnés! Más los bidones de agua, el generador eléctrico, y cuanto bulto haya que maniobrar…

Evaluamos seriamente las condiciones, el tiempo y el dinero invertido, los humores y personalidades de ambos integrantes humanos, la tentación de pedir ayuda y volver a la base Covington…. Largar todo y empezar a ser sensatos…. Aceptar la derrota y dedicarse a algo más sencillo… 

En eso estábamos cuando se detuvo delante de nuestro triste campamento, un enorme camión de troncos, 
parecido al que le inspiró la idea de este Proyecto contra de Deforestación a Bernard en Suriname. 
Era como un gran mensaje recordatorio de porqué estábamos en esto…  
De inmediato, ambos entendimos que, contra viento y marea, es necesario proseguir. Sentimos que tenemos algo importante que comunicar…

Y así es como los vecinos se acercan voluntariamente a curiosear por las mulas y los wagons, entonces Bernard aprovecha para contar lo que está sucediendo en nuestras selvas amazónicas y en varios puntos del planeta!  

Gota a gota de concientización, quizás algún día cambien las cosas, por ahora, esto es lo que nosotros podemos hacer. Como reza nuestra frase de cabecera en nuestra web. :

    “Lo poco que puedas hacer, por poco que sea, hay que hacerlo”  Theodore Monod. Ergo, a dejar las quejas y las lágrimas, y a seguir poniendo el pecho!

Nada de marcha atrás! Prioridad: conseguir un herrero y revisar la pata de Pamplemousse.



Entonces, a la mañana siguiente, montada en mi bicicleta azul…. Qué? Además llevan una bicicleta???  Sí! Bernard, precavido, insistió en acarrear una para eventuales compras y/o averiguaciones en las cercanías de centros poblados donde obviamente ya no hay palenques para aparcar las mulas… Yo me negaba categóricamente a un bulto más, pero debo reconocer que hoy hizo falta!

Salí a la ruta pidiendo un Milagro a los ángeles, porque eso de pedalear sin dirección establecida buscando un “ferrier” no es tarea sencilla. Seguí los alambrados de campos esperando divisar caballos o más bien caballerizas, para acercarme a preguntar.

No estaba dispuesta a volver sin una respuesta así que me acerqué a hacer mi ridícula pregunta. Para ellos tampoco fue fácil entender que hacía una mujer de sombrero rojo en bicicleta (allí nadie anda en menos de una 4 x 4, o más bien son 8 x 8!!!) cruzando campos a las 7 de la mañana preguntando por un herrero de mulas… imagínense!

Lo cierto es que me indicaron un camino de grava de 3 millas a la derecha donde “creían” que había un criador…. (¡?)

No era momento de andar dudando, así que seguí las instrucciones y me interné por el caminito.

Tras un buen rato arrivé a grandioso “rancho”! pero…. Estaba cerrado! Y unos temerarios carteles prohibiendo la entrada me inhibieron de avanzar saltando la tranquera y eludiendo los candados.

A la lejanía veía las mulas pastando cerca de una monumental casa y unas camionetas estacionadas, pero ningún ser humano a la vista. Esperé un rato, sacudí mi sombrero en alza (la bici no cuenta con bocina y ésta sonaría ridícula en la inmensidad del campo). Recé un poquito más… y nada!

Regresaba con la cabeza gacha y las piernas ardiendo, cuando crucé un señor de un campo vecino que cortaba su césped y le pregunté por el criador. Me dijo que no tenía su teléfono, que era posible que haya ido a la ciudad y que si lo veía de vuelta le avisaría mi mensaje de conseguir un herrero. Le dejé la dirección de nuestro campamento a unos 10 kms….

Me indicó una ruta alternativa y seguí mi pedaleada. Al ratito se me acerca una camioneta con el mismo señor que compasivo, se ofrecía a acercarme. Ni lo dudé, montamos la bici en la caja trasera y en 10 minutos estuvimos en los wagons!. Aunque sin cumplir el objetivo.

Bernard trataba de buscar la causa de la cojera, cuando estacionó cerca del corral un auto con dos señoras y una niñita preciosa. Era la esposa y la hermana con la nieta que venían a conocer las mulas, ya que la niña era una apasionada de los animales y estaba de visita casual en lo de su abuela.



Charla va, charla viene se ofrecieron a llevarme a un Wall Mart a 20 kms. a comprar algunos alimentos que nos faltaban. 


A la vuelta paramos en un negocio de miel natural, y al preguntarle a la dueña por un herrero, sacó una tarjetita de la caja y me la entregó con una sonrisa angelical.

Apenas llegamos con las bolsas, Bernard lo llamó y resultó que vivía bastante cerca, por lo que al rato estaba con nosotros.

Hasta aquí la cadena de ángeles disfrazados de personas, que sin saber exactamente cuánto nos estaban ayudando.

Pero resultó que Bernard olvidó reconectar el cerco eléctrico cuando se fue por un rato a probar la bici…

Yo me disponía a escribir tranquila cuando escucho una avalancha al galope!!! Alcé la vista y las 7 traviesas se alejaban en busca de libertad y mejores pastos…. (Obviamente no llegué a documentar el  hecho graficamente, sepan disculpar las molestias ocasionadas)

Desesperada las empecé a correr… Ilusa de mí!!!...  Imposible alcanzarlas…

Imaginé el infarto que le daría a Bernard al regresar y no hallarlas ni a ellas ni a mí! ya que yo ya estaba muerta de taquicardia…

Empecé a gritar por “HELP!!!” a medida que los jardines de los vecinos eran pisoteados y ellos salían entre alarmados, divertidos, extrañados o furiosos..!

La mayoría se unía al cerco que tratábamos infructuosamente de armar, pero ellas, más vivas y poderosas que nosotros, nos sacaban ventaja a cada paso.

Yo entré en pánico en que rajaran a la ruta y ocasionaran accidentes a los autos e incluso peligraran sus vidas…

En eso llegaron unos chicos en bicicleta que sumaron sus esfuerzos y uno de ellos logró agarrar a Scarlett por el bozal y reconducirla al corral. Allí estaba el herrero que había llegado en medio de la hecatombe, y se disponía a rearmar las sogas para contenerlas a medida que el resto de los chicos las iban “cazando”. Tras largos y esforzados manipuleos, logramos entrarlas a todas.

Justo en eso llegó Bernard y no tomaba dimensión de lo sucedido, cuando una de ellas, arremetió de nuevo la salida y otra vez! todas al galope afuera…

Yo ya no tenía fuerzas para correr ni para nada….

Al rato, “los hombres” lograron contener la situación, reconectar la barrera eléctrica, atraerlas con buen forraje y encerrarlas definitivamente.



Así las cosas, ya anocheciendo, el herrero quitó la piedra del piecito de Pomplemousse e hizo la curación pertinente, aunque 24 hs… de observación y no salida hasta nuevo aviso.

Por ser sólo un día, bastante!!! Agotados nos vamos a dormir….

Gracias a todos los ángeles  intervinientes de todos los colores!












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